Cuentan las leyendas que en un lejano reino habitaba una princesa maldita por un brujo el cual había hechizado su corazón para que nunca más volviese a amar a ningún hombre y solo le amase a él. Un día en palacio un joven mercader se cruzó con la princesa, los dos vieron cada uno algo en sus miradas, el joven la deseaba y desde ese instante cada vez que podía volvía a palacio con excusas para poder ver a la princesa la cual deseaba amarle pero no podía por la maldición.
Una noche el joven recibió una carta anónima, en ella ponía que la única forma de romper el hechizo y llegar al corazón de la joven princesa era a través de la flor más hermosa del reino. Ésta se encontraba en lo alto de una montaña en los confines del reino rodeada de profundos precipicios y de zarzas de espinas. Aun sabiendo esto el joven partió, atravesó peñascos, trepo por duras rocas y finalmente llego a la cima de la montaña. Una vez allí atravesó los espinos, sufrió el dolor de las espinas que desgarraban su carne según avanzaba, y finalmente se perdió en la noche entre los espinos.
Al día siguiente un joven desfigurado con graves heridas llegó a palacio, solicitó ver a la princesa y nada más verla saco de entre sus ropas desgarradas una diminuta flor. La princesa sorprendida le preguntó al joven que porque había arriesgado su vida por llegar a tal insignificante flor, y éste le contestó que tal flor era más que eso, era su amor, y que había luchado con tal de llegar a su corazón con esa flor. Finalmente el joven calló al suelo y a los poco segundos dejó de respirar, la princesa lloró y sus lagrimas cayeron sobre aquella flor, al instante sintió que amaba a ese joven el cual arriesgo todo por llegar a su corazón sin importarle su propia vida.
Desde ese día la princesa amo hasta su muerte a ese joven, el cual demostró que realmente no era la flor lo que rompería el hechizo, si no que lo que lo rompió fue su amor y su entrega por el corazón de la princesa que siempre recordaría esa minúscula flor, la cual dicen que vuelve a crecer en aquella montaña cada vez que alguien intenta conquistar un corazón y que sobre esa flor llueve cada vez que un amor se cumple y dos personas se aman.
Una noche el joven recibió una carta anónima, en ella ponía que la única forma de romper el hechizo y llegar al corazón de la joven princesa era a través de la flor más hermosa del reino. Ésta se encontraba en lo alto de una montaña en los confines del reino rodeada de profundos precipicios y de zarzas de espinas. Aun sabiendo esto el joven partió, atravesó peñascos, trepo por duras rocas y finalmente llego a la cima de la montaña. Una vez allí atravesó los espinos, sufrió el dolor de las espinas que desgarraban su carne según avanzaba, y finalmente se perdió en la noche entre los espinos.
Al día siguiente un joven desfigurado con graves heridas llegó a palacio, solicitó ver a la princesa y nada más verla saco de entre sus ropas desgarradas una diminuta flor. La princesa sorprendida le preguntó al joven que porque había arriesgado su vida por llegar a tal insignificante flor, y éste le contestó que tal flor era más que eso, era su amor, y que había luchado con tal de llegar a su corazón con esa flor. Finalmente el joven calló al suelo y a los poco segundos dejó de respirar, la princesa lloró y sus lagrimas cayeron sobre aquella flor, al instante sintió que amaba a ese joven el cual arriesgo todo por llegar a su corazón sin importarle su propia vida.
Desde ese día la princesa amo hasta su muerte a ese joven, el cual demostró que realmente no era la flor lo que rompería el hechizo, si no que lo que lo rompió fue su amor y su entrega por el corazón de la princesa que siempre recordaría esa minúscula flor, la cual dicen que vuelve a crecer en aquella montaña cada vez que alguien intenta conquistar un corazón y que sobre esa flor llueve cada vez que un amor se cumple y dos personas se aman.
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