lunes, 18 de mayo de 2009

VENGANZA EN WOOD TOWN

La niebla cubría todo el pueblo aquella noche y ellas salieron a cazar. El río que pasaba cerca del lugar se congeló sin explicación y ellas caminaron lentamente sobre el arrollo envueltas en la niebla. El silencio a su alrededor anunciaba la muerte. El bosque parecía tan helado como el río, ni las ramas ni las hojas producían sonido ni movimiento alguno. El terror se había apoderado de Wood Town.

Las pequeñas casas del pueblo se encontraban fuertemente cerradas ya que aquella niebla anunciaba lo que se avecinaba sobre el lugar. Una de ellas se deslizó por una ventana abierta y allí estaba su presa. Un joven leñador dormido en una silla frente al calor de la chimenea. Sus pisadas parecían no tocar el suelo ya que se aproximó sin producir sonido alguno. Su nariz se estimuló olfateando el cuello de la carne joven mientras sus afilados colmillos salían en busca de sangre. De pronto un gran dolor recorrió su cuerpo. El joven tenía los ojos abiertos y una estaca que empuñaba atravesaba su corazón. La habitación se llenó de cenizas dejando así ningún rastro del cuerpo de aquella criatura.

Las otras dos criaturas gritaban en el exterior y entraron en la casa con gran furia. El hombre permanecía de pie sin miedo y la niebla penetró en la casa dejando a su presa sin visibilidad. Sin embargo sus ojos que seguían sin mostrar terror alguno se cerraron. Sentía como lo rodeaban pero él con paso firme se colocó al lado de la chimenea y golpeó la madera llenando de fuego la casa. Sin prisas comenzó a rezar y realizó el signo de la cruz. Las dos agonizaban y comenzaron a notar como la niebla por el calor se convertía en un agua que era bendecida haciéndolas compartir el destino de la primera. Sin embargo el agua no fue suficiente para sofocar el fuego y el Padre Salazar que había vengado a los niños muertos por ellas en ese pueblo ahora ardía bajo las llamas aguardando su destino.

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